Cuba no está sola frente a Trump
José María Viñals Camallonga Renato A. Landeira
Partner and Director of International Operations Senior Associate
LUPICINIO INTERNATIONAL LAW FIRM
Madrid, 21 de junio de 2017.- Como si de una final del Mundial de fútbol se tratara, medio mundo se paralizó ayer durante los 90 minutos que duró la conferencia de Trump en Miami respecto a sus decisiones en la nueva política a adoptar por su Gobierno hacia Cuba. Y estas fueron tres: la primera, el fin del programa individual de visitas a Cuba people-to-people que otorgaba la oportunidad de que ciudadanos estadounidenses –US Persons– pudieran visitar Cuba con una simple comunicación previa al Gobierno de Washington. Obama no tuvo la facultad de autorizar el turismo libre de estadounidenses, pero ese programa, junto con las doce categorías de viaje autorizadas por el expresidente demócrata, logró que cerca de 300.000 US Persons aterrizaran en 2016 en Cuba. A partir de ahora, las visitas a la Isla de los estadounidenses serán sólidamente fiscalizadas de forma discrecional. Recordemos que el pasado 18 de mayo, EE.UU. denegó el visado a un grupo de universitarios cubanos que debían participar en la final del Concurso Internacional Universitario de Programación de la Asociación de Máquinas Computadoras, a celebrar en Dakota del Sur del 20 al 25 de mayo. Y no vale ya justificar esta denegación en la política de pies secos-pies mojados, ya que la misma fue derogada por Obama en enero de este año, cuya extinción Trump está dispuesto a mantener.
La segunda, Trump busca censurar las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías norteamericanas con empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad de Cuba; y tercera y última, derogar la Directiva de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, de 14 de octubre de 2016, la cual, entre otras, reconocía la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y su gobierno como un interlocutor legítimo y de igual a igual, y la declaración de que el bloqueo financiero y comercial era fruto de una política “obsoleta” que debía ser eliminada.
En definitiva, las relaciones entre el gobierno de EE.UU. y Cuba se enfrían por decisión unilateral de Trump y pese a que este primer paquete de decisiones no revienta toda la política de apertura de Obama, sí aspira a generar incertidumbre en el potencial inversor estadounidense hacia Cuba.
Pero Cuba no está sola en el mundo frente a Trump. Ni dentro ni fuera de Estados Unidos. Dentro, más de 40 multinacionales estadounidenses enviaron a Trump a finales de mayo una carta para destrabar los viajes de estadounidenses a Cuba. También el secretario de Agricultura de EE.UU. declaró públicamente el apoyo a una legislación bipartidista que elimine las restricciones a la oferta de financiamiento privado para la venta de productos agrícolas a Cuba, y la ONG Human Rights Watch pidió a Trump no acabar con la política de apertura que inició Barack Obama. Según datos de la prestigiosa consultora Pew Research Center, un 74 por ciento de los estadounidenses consultados aprueba el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Este visto bueno se dispara hasta el 80% en países como Brasil, Argentina, Chile o México. Otra encuesta, esta vez de la institución Iniciativa Económica y de Negocios de la Universidad de Florida Atlantic (FAU BEPI, por su sigla en inglés), llevada a cabo en el estado de Florida apenas tres días después de la comparecencia de Trump en Miami, concluía que un 47% de los encuestados apoya el deshielo, frente a un 34% que opta por el endurecimiento hacia el Gobierno cubano. En palabras de su directora, Mónica Escaleras, “en conjunto, la gente de Florida apoya más la política del presidente Obama hacia Cuba, mientras la tasa de aprobación de Trump sigue cayendo en el Estado”.
Fuera de EE.UU., y ahora que la política de la Posición Común europea fue derogada en diciembre de 2016 y se avanza ya en la redacción del convenio de cooperación política y comercial de la UE con Cuba, es el momento para Europa de explorar, aún más si cabe, las excepcionales oportunidades de inversión en la Isla. Recordemos que la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo respaldó hoy con 57 votos a favor, 9 en contra y 2 abstenciones el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la UE y Cuba, al mismo tiempo que ha reclamado el cese del bloqueo económico estadounidense. Y no solo Europa. El conglomerado energético ruso Rosneft ha cerrado un acuerdo para suministrar a la isla 1,8 millones de barriles de petróleo y productos refinados. También Moscú se ha comprometido, en diciembre de 2016, a ayudar en la modernización de los sistemas de defensa cubanos y ha expresado su deseo de volver a tener una base militar en la Isla. Lo mismo con China, que firmó con La Habana un acuerdo similar al ruso en marzo de este mismo año. La Zona Especial de Desarrollo de Mariel, un espacio con muchas de las ventajas de una zona franca, ubicado a treinta kilómetros de La Habana, cuenta ya con empresas establecidas de Corea del Sur, Bélgica, Francia, Brasil, México, Portugal, España, Países Bajos, Vietnam o Singapur.
Pero en cualquier caso, los mensajes de Trump no tendrán efecto hasta que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (en ingles, OFAC), dependiente del Departamento del Tesoro de los EE.UU. publique el alcance real regulatorio del turning back de Trump, lo que se espera suceda en el mes de septiembre. De colores.
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