TAXISTAS: EL CAPITAL DILAPIDADO. UNA ALTERNATIVA DE FUTURO
La huelga del sector del taxi es una excelente ocasión para reflexionar en varias direcciones y para extraer conclusiones y prognosis de futuro.
- Stakeholders condenados al silencio y al ostracismo.
Es decepcionante que las Administraciones no hayan solicitado la opinión de los stakeholders, usuarios de los nuevos operadores Cabify y Uber, y de empleados y gestores de estas compañías operadoras. La actuación de los administradores catalanes es por preconstitucional, escandalosa.
- Reguladores manifiestamente incompetentes.
Es evidente que la legislación Ómnibus, de diciembre de 2009 que promulgó el Gobierno de Zapatero y que posibilitó la expedición de docenas de miles de licencias en el país, fue precipitada, irresponsable y lesiva. Esta creó una sobrecapacidad en el sector que ha generado un empobrecimiento de los taxistas y un horizonte de creciente pobreza y confrontación.
- Ceguera estratégica.
El sector del taxi debió abordar una reordenación racional del sector incorporando los elementos competitivos de las plataformas. El sólo argumento de la seguridad derivado del sistema registrado de contrataciones, es por sí sola razón suficiente para defender la bondad de las plataformas Uber y Cabify y exigir a los taxistas su adaptación al sistema. Pero son, además, la previsibilidad de precios y de rutas, la facturación diferida y un visible cambio cualitativo de los vehículos y actitudes de conductores, los que han alimentado una sensación de confort y seguridad del pasajero y consolidado la bondad de las plataformas. Es lamentable que los líderes del sector, así como sus mentores del Ministerio de Fomento y de las Administraciones locales, no estuvieran preparados para liderar el cambio.
- Una crisis exasperante.
La crisis actual exige respuestas creativas e integradoras. La propuesta de Cabify es sin duda generosa, pero no parece que responda a los problemas de sobrecapacidad y podría ser interpretada por algunos líderes del taxi como arrogante o paternalista y, en todo caso, como una constatación de la derrota del sector. Es lógico pensar que los taxistas, en caso de optar por una reestructuración racional de su sector, opten por ser dueños de sus plataformas antes que acceder como subcontratistas o como trabajadores por cuenta ajena a las plataformas vigentes.
- Se requiere arrojo del sector del taxi.
A la vista de la racionalidad del sistema de las grandes plataformas y en aras del buen servicio a la ciudadanía, proponemos que los taxistas se adapten creando su propia plataforma. De no hacerlo, deben aceptar su declive y abstenerse de nuevas protestas. Por tanto, es de urgente necesidad que el sector del taxi incorpore a su blueprint los recursos, sistemas, procedimientos y actitudes de las plataformas. Un modelo a seguir es Yandex, la plataforma digital de taxis tradicionales, establecido en Rusia y que ha desbancado a Uber.
- Ventajas competitivas del sector del taxi.
Seamos conscientes de que los taxistas parten de dos grandes ventajas competitivas: captación de pasajeros en la calle y la posesión de paradas de taxis. En algunos meses, una o varias plataformas estarían en condiciones de competir con las actuales plataformas. Pero sin duda, seguirá existiendo sobrecapacidad en el sector y es aquí donde incorporamos un marco de reflexión, inspirado en la propuesta de Cabify.
- Solución al problema de la sobrecapacidad.
Las plataformas debieran estar legitimadas para sobrefacturar un canon que estaría destinado a la amortización de la sobrecapacidad del sector. Con el canon, las plataformas adquirirían las licencias a precios de mercado de aquellos taxistas que optaran por esta solución. Una opción interesante para los taxistas proclives a la jubilación.
- Downsizing
Además, podría contemplarse un downsizing de todas las plataformas, incluyendo la adquisición forzosa de una parte de las licencias VTC. La reforma trataría de dar viabilidad o preferencia a los minifundistas del sector frente a los especuladores, siempre que se acredite que las compras masivas de licencias pudieron constituir prácticas abusivas o incluso fraudulentas.
- Las nuevas plataformas.
La tercera o cuarta plataforma gozaría de ventajas competitivas (contratación en caliente y paradas de taxis) pero estas ventajas deberían ser accesibles a todas las plataformas, superado un corto periodo de transición.
Los modelos Uber, Cabify, Lyft de USA y especialmente la plataforma rusa Yandex son los ejemplos de servicio del futuro. Tarde o temprano, los taxistas españoles (y europeos) tendrán que apostar por el mejor servicio al ciudadano.
Estas propuestas podrían acercarnos a la solución.
Por: Lupicinio Rodríguez y Javier Cons